Rusaddir (Melilla): es citada en el Periplo de Escílax (III) que señala el imponente cabo Rusoddir (Tres Forcas), la ciudad y su golfo (en la actualidad un mar interior, la Sebkha bu Areg), con lo cual queda atestiguada su existencia al menos desde el siglo ív a.C. (Fig. 8). La localidad debió adquirir cierta importancia pues es insistentemente mencionada en las fuentes greco-latinas (Plin. 5,18; Mela, 1,5; Ptol. 4,3; It. Ant, 9, 1).
En el museo de la ciudad se conservan los ajuares de una necrópolis hallada de forma accidental en el Cerro de San Lorenzo, a poca distancia de la playa, pero bastante alejada del peñón que se supone es el origen del asentamiento. Los materiales se fechan en su mayoría en el s. l a. C. (TARRADELL, 1954a: 261). De esa época e incluso anterior es un importante lote de monedas descubierto en el dragado del puerto, una buena parte de ellas parecen proceder de Cartago.
El conjunto de asentamientos oraneses, como muy bien puso de manifiesto G. Vuillemot, formaba parte de la misma área cultural que los asentamientos hispanos, marroquíes y portugueses.
Rachgoun: Es el primer asentamiento fenicio documentado en la costa mediterránea africana desde el Estrecho de Gibraltar, albergó un pequeño hábitat de unas 3 ha en el lado más meridional y una necrópolis en el lado opuesto. Ambos, poblado y necrópolis, fueron excavados de forma modélica en su momento por G. Vuillemot (1955: 7-62), deduciendo que la ocupación tuvo lugar en el s. VII y concluyó a mediados del V a.C.
Tanto los materiales hallados en el poblado como las incineraciones de la necrópolis le llevaron a la deducción de que se trataba de una escala naval gaditana, y la relativa abundancia de objetos metálicos en los ajuares funerarios le permitieron sugerir que tenía un carácter militar, una especie de guarnición (VUILLEMOT, 1965: 45) (Fig. 8).
Tanto los materiales hallados en el poblado como las incineraciones de la necrópolis le llevaron a la deducción de que se trataba de una escala naval gaditana, y la relativa abundancia de objetos metálicos en los ajuares funerarios le permitieron sugerir que tenía un carácter militar, una especie de guarnición (VUILLEMOT, 1965: 45) (Fig. 8).
La comprobación de los datos que pueden ser aducidos para sostener estas dos ideas, escala náutica y guarnición no permiten llegar fácilmente a la misma conclusión. El número de armas halladas en la necrópolis es escaso, 3 lanzas, el resto son objetos de adorno personal, colgantes, anillos giratorios, entalles, escarabeos y un medallón (VUILLEMOT, 1965: 32).
En cuanto a las posibilidades portuarias hemos de resaltar que el islote de Rachgoun es un bloque basáltico, elevado a pico sobre el mar una cincuentena de metros, siendo imposible el acostado de embarcaciones en la isla (Fig. 9). G. Vuillemot localizó sin embargo un pequeño estanque de
En cuanto a las posibilidades portuarias hemos de resaltar que el islote de Rachgoun es un bloque basáltico, elevado a pico sobre el mar una cincuentena de metros, siendo imposible el acostado de embarcaciones en la isla (Fig. 9). G. Vuillemot localizó sin embargo un pequeño estanque de
20 x 15 m. de fondo inclinado que parece tallado por el hombre, y se encuentra en el acantilado oriental de la isla, comunica con el mar por una escotadura de 1.80 m de ancho y 0.60 m de profundidad, capaz por lo tanto sólo para pequeñas embarcaciones (Fig. 10).
La isla se encuentra a dos kilómetros de la línea de costa, que es rectilínea, sin protección alguna frente al oleaje para las embarcaciones grandes, si no es el islote mismo.
Sin cerrar del todo la posibilidad de que fuera una escala náutica, hay otros elementos en el territorio que permiten sugerir otras posibilidades.
El islote, aunque alejado de la costa, se encuentra frente a la desembocadura del río Tafna, cauce de agua permanente y en parte navegable (Fig. 11). A cinco km de su desembocadura se localizan las ruinas de Siga, la que llegó a ser capital del rey Syphax, cuya existencia se documenta al menos desde el siglo IV a.C. lo cual nos sirve para ilustrar el interés económico de la zona. Por otro lado, parece ser que junto a la margen derecha del río, en el promontorio de la Tour maure, se han localizado cerámicas fenicias, lo cual ha permitido suponer a G. Vuillemot (1965: 35), creo que con acierto, que es el embarcadero de tierra firme de los fenicios del islote. Por todo ello, no parecería descabellado suponer que Rachgoun fuera realmente una factoría comercial que drenara los recursos del valle del Tafna, acrecentando un número ya de por sí abultado de este tipo de asentamientos.
La segunda cuestión que queremos abordar es la que se refiere a las condiciones de supervivencia de los pobladores de Rachgoun, un islote casi siempre deshabitado a lo largo de la historia. La isla no permite el cultivo ni la cría de animales, tampoco parece que fuera lo habitual trasladarse diariamente a tierra firme para mantener explotaciones agropecuarias, condicionados por el estado del mar, y por los problemas que el control y la tenencia de la tierra debían acarrear a gente foránea y que además no vive sobre el terreno. Parece claro pues que la forma de cubrir las necesidades alimenticias consistió en la pesca (mayoritario) y la adquisición de alimentos a los indígenas (minoritario).
En este sentido la factoría de Essaouira tiene algunos rasgos concomitantes. Es también un islote normalmente deshabitado y como factoría estacional se veía en la imposibilidad de desarrollar cultivos, también se constata la pesca por el hallazgo de anzuelos y restos de pescado.
El mercadeo de alimentos con los indígenas se detecta por el hallazgo de cerámicas a mano de factura local y por los restos óseos de animales domésticos, sobre todo de vacuno.
La instalación de Morro de Mezquitilla en un valle poco propicio para la explotación agrícola y la extensión de su barrio, Chorreras, en un área más marginal aún, hacen sospechar un mismo patrón ya en el siglo VIII a.C., a lo largo de la costa mediterránea peninsular.
La abundante pesca estacional, y sobre todo la posibilidad de su larga conservación quizás sean la clave de la supervivencia de muchos de los enclaves fenicios costeros a los cuales se les ha supuesto que cubrían su abastecimiento alimenticio por otros medios, ya sea la propia actividad comercial, que incluiría la adquisición de alimentos, o bien que los propios enclaves desarrollarían ellos mismos producciones agrarias en los valles en cuya desembocadura se encuentran.
También se había sugerido una producción de alimentos diversificada que no necesitaría de demostración y ni siquiera de cuantificación.
Figura 11 .—Rachgoun y la desembocadura del uadi Tafna.
FUENTE:
Los enclaves fenicios en el África noroccidental: del modelo de las escalas náuticas al de colonización con implicaciones productivas *
https://www.ucm.es/data/cont/docs/106-2013-05-14-5.pdf
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